

La difícil noche en Madrid para los viajeros bloqueados por el apagón masivo
En las calles oscuras de un Madrid fundido a negro, los transeúntes trataban de llegar a casa con linternas o ayudados por la luz de sus celulares, mientras los viajeros aguardaban varados en las estaciones de tren tras la caótica jornada por el apagón masivo.
La capital española, como toda la península ibérica, pasó más de 10 horas sin electricidad el lunes, antes de que la corriente, y la luz, empezaran a regresar progresivamente durante la noche.
Demasiado tarde, sin embargo, para miles de turistas que quedaron bloqueados por la falta de trenes, o para los residentes obligados a encontrar una forma de volver a casa en una ciudad sin metro y con pocas alternativas.
A Carmen Martínez, una economista de 47 años, el extraño silencio que se apoderó de esta ciudad dinámica, famosa por su animada vida nocturna, la trasportaba a otros momentos excepcionales.
"Me ha recordado un poco la época de la pandemia porque había muy poca gente" en las calles, describía.
Visiblemente afectada, Isabel recorría desde hacía más de tres horas los suburbios madrileños con la ayuda de su celular, buscando regresar a su casa para darse una ducha.
"No sé si tengo agua caliente", reconocía. "No sé cómo me apañaré (arreglaré)", añadía esta enfermera de 50 años, que no quiso dar su apellido.
Al caer la noche, el regreso progresivo de la luz a las calles del centro de Madrid fue acompañado de gritos de alegría y aplausos de los vecinos.
La céntrica estación de Atocha, la más concurrida de España, permaneció abierta toda la noche para acoger a los viajeros que quedaron varados por la falta de trenes.
Su vestíbulo se transformó en una especie de campamento donde aguardaban viajeros agotados, tratando de descansar en el suelo, o usando cartones o ropa como camas improvisadas.
El objetivo era tratar de lograr un sitio en el primer tren hacia sus destinos la mañana del martes. Una pareja abandonó la estación llorando, mientras la mayoría permanecía pegada a sus teléfonos móviles, ahora con red tras horas de desconexión.
Rodeados de maletas, trataban de contactar con sus seres queridos o informarse.
- "Es duro" -
Ruben Coirán, de 24 años, intentaba regresar a casa, en Barcelona, pero llevaba 11 horas esperando noticias, refugiado en Atocha.
"Es duro, es complicado. Aparte aguantando frío, aguantando hambre, aguantando", explicó a la AFP.
"Había personas mayores, niños que llevan 6 o 7 horas sin poder comer, no habilitan los baños", añadió este trabajador informático.
Albertina Lezana y Griselda Saiz, dos jubiladas argentinas, estaban disfrutando de un viaje por Europa cuando el apagón les alteró la conexión entre Madrid y Barcelona, donde deben tomar el avión de regreso a casa.
"¿Y si perdemos el vuelo? No sé que va a pasar. Ahora vamos a tener que dormir aquí, y no tenemos ni qué comer", explicaba Lezana, de 86 años.
Poco después, la Cruz Roja y la unidad de emergencia del ejército español llegaron con camiones cargados de mantas y agua para ayudar a los viajeros bloqueados.
Fuera de la estación, policías con chalecos fluorescentes y palos luminosos regulaban el tráfico en las principales vías y garantizaban la seguridad de los peatones en unos cruces que durante horas fueron peligrosos, debido al apagón de farolas y semáforos.
Mohamed Salah todavía no había conseguido contactar con su familia en Marruecos, después de que el apagón interrumpiera su jornada laboral como camarero.
"He tenido miedo porque yo pensaba que en mi país habían cortado la luz también", explica. "No sabemos en el mundo lo que está pasando", agregó este joven de 24 años.
El martes por la mañana, el gestor de la red española anunció que más del 99% de la electricidad había sido restablecida en el país después de este apagón masivo cuya causa exacta sigue siendo desconocida.
O.Bauer--VZ