

Un excirujano pederasta espera veredicto por agresiones sexuales a 299 pacientes en Francia
El excirujano pederasta Joël Le Scouarnec conocerá este miércoles qué condena le impone la justicia francesa por violar o agredir sexualmente a 299 pacientes, en su mayoría cuando eran menores, unos hechos que reconoció.
El juicio iniciado en febrero en Vannes, en el oeste de Francia, conmocionó al país, meses después de otro caso "fuera de lo común": el de las violaciones en serie a Gisèle Pelicot, que acabó con 51 hombres condenados.
La fiscalía pidió la pena máxima de 20 años de prisión contra este "diablo" de "bata blanca" y otras medidas menos comunes como su reclusión en un centro para su tratamiento y vigilancia después de cumplirla.
"Espero que el veredicto esté a la altura de los horrores que haya podido cometer", declaró a AFP Amélie Lévêque, una de sus víctimas. "Pero no tengo mucha fe en ello", agregó.
En sus alegatos finales, la defensa subrayó que su cliente reconoció ser "el único culpable", por lo que pidió al tribunal que tenga en cuenta "los elementos favorables al acusado", como su "confesión".
"No pido clemencia al tribunal. Simplemente que me conceda el derecho de ser mejor persona y recuperar esta parte de humanidad que tanto me ha faltado", dijo el acusado en sus últimas palabras.
El veredicto se conocerá a partir del mediodía.
- Nueva investigación -
Joël Le Scouarnec, de 74 años, ya reconoció durante el juicio su culpabilidad en todos los actos perpetrados en hospitales entre 1989 y 2014. Entonces, 256 de estos pacientes tenían menos de 15 años.
El tribunal de Vannes lo juzgó por 111 violaciones y 189 agresiones sexuales. Pero, durante el proceso, reconoció otros "abusos sexuales" sobre su nieta y se dijo responsable del suicidio de dos de sus víctimas.
El excirujano cumple 15 años de prisión desde 2020 por violaciones o agresiones sexuales contra dos sobrinas, una joven paciente en los 1990 y una vecina suya de 6 años en Jonzac en 2017.
A raíz de la denuncia de esta última, los investigadores descubrieron en casa del acusado "cuadernos" en los que apuntaba con detalle sus agresiones, miles de imágenes de pornografía infantil y decenas de muñecas, entre otros.
El 20 de marzo, la fiscalía anunció la apertura de una nueva investigación sobre "víctimas no identificadas o recién declaradas" del excirujano.
- "Peligrosidad muy grande" -
Le Scouarnec nació en París de padre ebanista y madre conserje. El mayor de tres hermanos era un muy buen alumno, más bien solitario, que soñaba desde los 10 años en convertirse en cirujano, lo que logró en los años 1980.
Se casó y tuvo tres hijos entre 1980 y 1987. Pero bajo la imagen de una familia sin problemas, la relación del matrimonio fue cada vez más tensa a medida que aumentaban las tendencias pedófilas del médico.
"Este señor es un enigma", dijo al tribunal Jean-Jacques Dumond, uno de los psiquiatras que lo examinaron y que no encontraron la causa de su pedofilia. Su "peligrosidad es muy grande", abundó su colega Isabelle Alamone.
La justicia lo descubrió en 2004. Su tarjeta bancaria, que utilizaba para acceder a sitios de pornografía infantil, lo traicionó y un tribunal de Vannes lo condenó en 2005 a cuatro meses de prisión, con suspensión de pena.
Esta condena por posesión de imágenes de pornografía infantil no le impidió seguir con su carrera de cirujano en varios hospitales hasta 2017, cuando se jubiló.
- Frustración -
Los meses de audiencias han estado marcados por el horror ante los actos del exmédico y por la frustración de las víctimas ante la falta de actuación de las autoridades médicas y judiciales.
El 19 de mayo, varios exaltos directivos de instituciones médicas comparecieron para responder a una pregunta: ¿Cómo pudo seguir trabajando como cirujano tras su condena en 2005?
Pero el tribunal no obtuvo respuesta. Uno tras otro, los testigos negaron cualquier responsabilidad, culpando al "sistema administrativo francés" y enfureciendo a las partes civiles.
Unas 20 víctimas, agrupadas en una asociación, pidieron al gobierno lanzar una comisión para evitar que se repitan hechos similares, máxime cuando este "juicio del siglo" no marcó, en su opinión, a la sociedad.
El proceso se vio opacado por las acusaciones contra el primer ministro, François Bayrou, por supuestamente haber encubierto casos de violencia en un colegio católico, algo que él niega.
N.Becker--VZ