

Un bucólico pueblo de EEUU se enfrenta al hambre de energía inducida por la IA
"La central eléctrica estaría allí", señala Al Tomson, alcalde de una pequeña localidad al este de Estados Unidos. Ese punto en el mapa de su idílica región se convirtió en un campo de batalla entre los gigantes tecnológicos y las comunidades.
Tomson se opone a la construcción del misterioso proyecto, diseñado para alimentar un inmenso centro de datos, a las afueras de Davis, un pintoresco pueblo entre montañas de 600 habitantes y a tres horas en auto de Washington.
El gobierno estatal "nos está metiendo la central por la garganta", considera el exmilitar.
Esta lucha en los bosques de la Virginia Occidental rural es el más reciente ejemplo de la disputa entre el sector tecnológico estadounidense, con su creciente necesidad de energía para impulsar el auge de la inteligencia artificial (IA), y las comunidades a las que afecta.
En su afán por poner rápidamente en marcha más centros de datos, los gigantes tecnológicos estadounidenses ahora se implican directamente en la producción de energía.
Y aunque utilizan algunas opciones de energía renovable y tratan de reactivar la energía nuclear, también recurren a combustibles fósiles como el gas, relativamente barato en Estados Unidos.
En la vecina Pensilvania, una antigua planta de carbón funcionará con gas para alimentar un centro de datos.
Mientras que en Georgia, xAI, la empresa de Elon Musk que está detrás del chatbot Grok, conectó directamente 35 turbinas de metano a sus servidores, sin permiso alguno, según la oenegé Southern Environmental Law Center.
Se prevé que la cuota de los centros de datos en la demanda de electricidad de Estados Unidos aumente del 5% actual a entre el 6,7% y el 12% en 2028, según estimaciones gubernamentales.
- Impotencia -
La red eléctrica estadounidense se enfrenta a un crecimiento de la demanda no visto "en más de una generación", indica Todd Snitchler, jefe de la Asociación de Suministro de Energía Eléctrica, que representa a muchos productores.
En respuesta, en todo el país se está aplazando la jubilación de viejas centrales y se están añadiendo turbinas adicionales a la espera de que se construyan otras nuevas.
Pero el hambre de energía de la IA es tal que cada vez son más los gigantes tecnológicos que construyen sus propias centrales fuera de la red. Incluso, aunque suponga hacerlo en contra de los deseos de los residentes.
En Davis, el alcalde y cientos de sus electores luchan desde abril contra el proyecto de central eléctrica de Fundamental Data.
Para Tomson, la firma es una "empresa fantasma" que prepara el terreno en nombre de una gran empresa tecnológica no identificada.
Fundamental Data no respondió a las múltiples peticiones de comentarios de la AFP.
En el despacho del alcalde cuelga un mapa que muestra que las turbinas de gas, con sus emisiones tóxicas, estarían situadas a kilómetro y medio de los habitantes del bucólico pueblo.
Virginia Occidental aprobó recientemente una legislación que, con el fin de atraer millones de dólares en inversiones en centros de datos, prohíbe a los funcionarios locales tomar medidas que se opongan a estos. Tomson se siente impotente.
- Competición global -
La frustración de los habitantes de Davis se desbordó durante una tensa reunión pública en junio, en la que participaron unas 300 personas y los reguladores responsables de aprobar un permiso inicial de calidad del aire, que probablemente se concederá.
Después, voluntarios distribuyeron carteles de "No al complejo de centros de datos" para que los vecinos los ubicaran en los jardines. Algunos ya colgaban de las vitrinas de las tiendas.
Los habitantes de Davis afirman que quieren mantener su rincón soñado de los Apalaches libre de contaminación, pero poderosas fuerzas políticas y económicas juegan en contra.
"La falta de energía en los centros de datos necesarios para ganar la carrera de la IA (...) podría resultar en que naciones adversarias configuren las normas digitales y controlen la infraestructura digital, poniendo así en peligro la seguridad económica y nacional de Estados Unidos", advirtió un reciente informe del Departamento de Energía.
Algunos en Davis y Virginia Occidental apoyan estos proyectos al considerarlos una oportunidad para reindustrializar una región económicamente devastada.
La central propuesta se construiría en el emplazamiento de una antigua mina de carbón.
Desde que desaparecieron los empleos en la minería, "necesitamos algo aquí para mantener a nuestros jóvenes", dice Charles Davis, que vive en la cercana localidad de Thomas.
A Jojo Pregley, sin embargo, no le interesa. "Mucha gente lucha contra el cáncer aquí", cuenta sentada en un banco frente a su casa con su esposo, Pat, que trabajó en las minas 40 años.
"No queremos más contaminación, de centros de datos o de lo que sea", asevera.
O.Koch--VZ