

Los médicos de Sueida, en Siria, piden ayuda desde un hospital "convertido en una fosa común"
"Esto ya no es un hospital, se ha convertido en una fosa común". Llorando al teléfono, Rouba, que forma parte del personal médico del único hospital gubernamental de la ciudad de Sueida, en el sur de Siria, pide ayuda.
El centro donde trabaja es el único establecimiento que continúa estando operativo en esa ciudad, de mayoría drusa.
Allí llegaron "más de 400 cuerpos desde el lunes por la mañana", entre ellos, "mujeres, niños y personas mayores", dijo a la AFP el médico Omar Obeid.
"Ya no queda hueco en la morgue, los cuerpos están en la calle", frente al hospital, agregó por teléfono el galeno, que preside la sección de Sueida de la Orden de Médicos.
El domingo por la noche estallaron enfrentamientos entre combatientes drusos y tribus beduinas locales, antes de que intervinieran fuerzas del gobierno sirio, para supuestamente poner paz.
En los pasillos del hospital, los cuerpos amontonados despiden un fuerte y nauseabundo olor, algunos están tan hinchados que prácticamente son irreconocibles, observó un corresponsal de AFP.
El puñado de doctores y otro personal sanitario que sigue trabajando allí están desbordados, pero se esfuerzan en curar a los heridos que van llegando sin cesar.
"No hay más que nueve médicos y miembros del personal médico, trabajan sin parar", asegura Rouba, que prefiere callar su apellido.
- "Ni agua ni electricidad" -
Según contó, "la situación es muy mala, no tenemos agua, ni electricidad, empiezan a faltarnos los medicamentos".
"Hay gente que está en su casa desde hace tres días y a la que no podemos atender", añadió.
"Los cuerpos están en las calles y nadie se los puede llevar de allí. Ayer llegaron al hospital cinco autos grandes, llenos de cadáveres", dijo.
El viernes, la ONU llamó a detener "el derramamiento de sangre" y pidió que los enfrentamientos se investiguen de forma "rápida" y "transparente".
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una oenegé radicada en el Reino Unido que tiene una extensa red de informadores en Siria, los combates han causado ya cerca de 600 muertos.
Omar Obeid perdió a tres de sus colegas en esos choques, a uno "lo mataron en su casa, delante de su familia", y a otro, a quemarropa en su auto cuando acababa de cruzar un retén de las fuerzas de seguridad.
El último, "el cirujano Talaat Amer, murió el martes cuando iba camino del hospital, con la bata azul, para cumplir su labor", contó.
"Le dispararon en la cabeza. Luego llamaron a su esposa y dijeron: tu marido llevaba un gorro quirúrgico, ahora es rojo".
E.Abel--VZ